Elecciones locales y lecturas imprecisas
En lo que a bloques políticos respecta, las elecciones locales y regionales suelen arrojar panorámicas muy distintas a las de las nacionales. Esto ha sido así desde que arrancó la elección popular de alcaldes y gobernadores hace 30 años.
Aun con ello, se ha vuelto costumbre para algunos sectores de opinión asumir que los resultados de las locales reflejan el apoyo o rechazo de la ciudadanía hacia el gobierno central. Sin embargo, esta lectura es simplista, insuficiente y, sobre todo, funcional a los discursos de los adeptos a los distintos partidos y líderes políticos, lo que nos debería llevar a cuestionar su rigurosidad.
Aquí van tres puntos para refutar dicha lectura:
1. Diversidad de problemas y prioridades en la agenda pública
Hay una amplia gama de problemas y prioridades presentes en los departamentos y municipios de Colombia. Cada lugar tiene su propio conjunto de desafíos, que van desde cuestiones económicas y ambientales hasta problemas sociales y de seguridad. Por lo tanto, los candidatos que abordan y representan de manera efectiva las preocupaciones locales específicas pueden ganar apoyo, independientemente de su cercanía o distancia con el gobierno nacional y sus posturas.
Un clásico ejemplo es Bogotá. El electorado de la ciudad se ha caracterizado por no tener alineaciones férreas: en 2002 y 2006, Álvaro Uribe arrasó con más de 30 puntos de ventaja sobre su siguiente contendor, lo que no evitó que en 2003 y 2007 la izquierda del Polo Democrático lograra la alcaldía con cifras notables.
Más reciente, Petro ha venido logrando victorias contundentes en las segundas vueltas presidenciales de 2018 y 2022, aventajando con diferencia a los otros candidatos. Sin embargo, esto no ha significado que los proyectos de Petro para la ciudad cuenten con similar apoyo. Por ejemplo, sus candidatos Clara López y Hollman Morris ni siquiera llegaron al segundo lugar en las elecciones locales de 2015 y 2019. Es bien diciente que en esa última elección, un Morris apoyado abiertamente por Petro y abanderando la causa del metro subterráneo, obtuvo apenas un 14% de las preferencias.
En suma, el electorado bogotano votó en su gran mayoría por los candidatos que indicaron que continuarían la construcción de la primera línea de metro elevado contratada por Peñalosa. Ello fue un duro revés para Petro, que se estuvo lamentando por Twitter varios días. Sin embargo, como quedó demostrado en 2022, esa derrota no afectó su aspiración presidencial en la ciudad, dado que allí ganó con contundencia tanto en primera como en segunda vuelta.
2. Tradiciones políticas y cacicazgos regionales
La historia política de cada región y sus tradiciones locales influye de formas que se alejan de patrones estándar. Cada región tiene una determinada conducta electoral y patrones de lealtad a determinadas casas políticas que se han desarrollado a lo largo de los años. Estas lealtades políticas locales pueden influir especialmente en los resultados de las elecciones locales, sin que afecte las preferencias y percepciones sobre el gobierno nacional.
Un caso paradigmático es el del departamento del Atlántico y su capital Barranquilla: en elecciones presidenciales, esta zona se ha consolidado desde hace años como un bastión de la izquierda. Por ejemplo, en 2022, Petro obtuvo 67% en el departamento y 64% en la capital, cifras que el Pacto Histórico dista mucho de igualar en las elecciones locales y regionales. Esto, dado el arraigo de casas políticas como la Char, tradicionalmente más alineadas a sectores de centro-derecha opositores del actual gobierno.
Similares situaciones se presentan en departamentos de la costa Pacífica, fuertes bastiones de la izquierda en elecciones presidenciales, que en regionales no lo son tanto.
Así, todo apunta a que en estos departamentos la votación a candidatos del Pacto Histórico será minoritaria, lo que no significará necesariamente que allí se haya debilitado el apoyo al presidente. Sí significará que se mantienen las dinámicas electorales ligadas a las estructuras políticas y clientelistas de antaño.
3. Personalismos y despelote partidista
Las elecciones locales a menudo permiten con mayor facilidad la emergencia de candidatos que deciden lanzarse por firmas independientes o de coaliciones partidistas que a nivel nacional no tendrían sentido, pero que en las regiones por alguna razón cuajan. Hace días vi en calles de Manizales que hay una coalición para la Asamblea que agrupa a Salvación Nacional (derecha conservadora), Nuevo Liberalismo (centro), Compromiso & Dignidad (izquierda del MOIR) y En Marcha (centro "santista").
En gran parte, no suele importar mucho la filiación partidista de los candidatos sino sus bases de apoyo social, sus maquinarias en la región, su trayectoria personal, entre otras. Así entonces, además de lo inexacto que puede ser medir el apoyo al gobierno central a partir de estas elecciones, es difícil también lograr análisis estandarizados a nivel nacional sobre el desempeño de los partidos para comparar avances o retrocesos frente a las elecciones nacionales.
Balance
Resumiendo, las elecciones locales y regionales en Colombia son un asunto complejo. Tomar sus resultados como un reflejo directo de la aprobación o el rechazo del gobierno nacional es una simplificación perezosa.
Para comprender de manera precisa el panorama político colombiano, es esencial considerar las prioridades locales en la agenda pública, las tradiciones políticas arraigadas y las dinámicas únicas que influyen en cada región. Apreciar estas complejidades permitirá obtener una visión más completa de la política colombiana y evitar lecturas imprecisas y apresuradas.
Es probable que el Pacto Histórico tenga pobres resultados el próximo 29 de octubre. Como movimiento joven, no cuenta con arraigadas maquinarias electorales, sumado a que sus disputas y desorden interno evitaron la consolidación de candidaturas fuertes en todo el país a excepción de Bogotá. A ello se le suma que en las ciudades principales, las candidaturas más fuertes no están alineadas con el gobierno.
Por lo que mencioné al inicio, esa posible debacle de la coalición será publicitada como un fracaso más del gobierno nacional y la muestra de que no cuenta con apoyo de la ciudadanía. ¿Lo creeré? No ¿Lo celebraré si pasa? Claro que sí.
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